El enojo es una emoción universal, sin embargo, para algunas personas se puede volver una experiencia problemática su expresión puede resultar desproporcional a los detonadores de esa emoción, llevando eventualmente a consecuencias negativas para diversas áreas de la vida. En el ámbito de la Psicología y la Psicoterapia no se le ha prestado la suficiente atención a este problema, como se le podría haber prestado a la depresión, a la ansiedad, u otros trastornos psicológicos, sin embargo, el problema se presenta con bastante regularidad en consulta psicológica, generando malestar en quien lo padece, pero también generando dificultades en sus relaciones interpersonales, laborales, y afectivas.
El enojo como problema lo podemos identificar por tres aspectos diferentes. El primer aspecto es la intensidad, que es mayor a la que amerita en ciertas situaciones. El segundo factor es la duración, que refiere a que el enojo se mantiene por más tiempo que lo entendible o esperado, y el tercer factor es la frecuencia con la que se presenta, es decir, que se experimenta constantemente.
Como toda emoción, el enojo nos ayuda a entender lo que sucede a nuestro alrededor, sin embargo, al presentarse de forma intensa, frecuente y duradera lo convierte en una problema a tratar en psicoterapia. El tratamiento consiste en el desarrollo de habilidades de regulación emocional, las cuales permitirán identificar, procesar y canalizar de forma más saludable la emoción, lo cual permitirá por un lado disminuir la experiencia emocional negativa de esta emoción, y por otro lado también se modificando las reacciones hostiles hacia las personas de su entorno, lo cual generara un cambio positivo en las relaciones interpersonales, afectivas o laborales.