Perder a seres queridos es parte de la vida y la respuesta ante estos eventos de vida tan sensibles es el dolor. El dolor emocional se puede experimentar de muy diversas maneras, ya sea tristeza, rabia, vacío o confusión. Cualquier forma de experimentar el dolor es válida, y su intensidad puede variar de un momento a otro, siendo esto también normal. El duelo es un proceso para el cual no hay un tiempo determinado. También podemos sentir dolor después de recibir la noticia de una enfermedad terminal, problemas de fertilidad, o bien la perdida de independencia. Esto es porque finalmente se están perdiendo cosas importantes para la vida.
Entonces dolor es en si la respuesta emocional a la experiencia de la perdida. Luto es el proceso de adaptación en la vida después de experimentar esa perdida y el duelo es el periodo en el cual se experimenta el dolor. El dolor usualmente se hace presente en ciclos con sentimientos que duran unas horas o días, y que en los lapsos en que no se sienta dolor se sienta que las cosas vuelven a la normalidad, sin embargo, es normal que vuelvan a presentarse esas olas hasta que con el tiempo esos ciclos disminuyan tanto en intensidad como en frecuencia.
La forma en que una persona responde a una pérdida puede ser muy diferente a la forma en que otra persona respondería, cada duelo es un caso único y depende de muchos factores como afrontarlo. Sin embargo, hay ocasiones en donde la experiencia del duelo puede convertirse es un tema que sobrepase a la persona, es decir, donde el malestar emocional de la persona sea tal que esté afectando el funcionamiento psicosocial, y que el duelo termine generando depresión o ansiedad. En este tipo de casos, una combinación de factores como pensamientos distorsionados acerca de la perdida pueden estar alimentando el malestar emocional innecesariamente, generando un exceso de culpa o enojo, además de que el manejo emocional disfuncional podría contribuir a una exacerbación de el malestar emocional.
Si consideras que un duelo se está haciendo complicado, acudir con un profesional de la salud mental es una buena opción para ayudar a manejar de una forma saludable una situación tan sensible.