La Terapia Dialéctica Conductual (TDC) fue desarrollada por Marsha Linehan en los años 70. Inicialmente fue desarrollada para tratar a personas que presentaban el Trastorno Límite de la personalidad. En aquella época, estos pacientes eran catalogados como “difíciles”, ya que mostraban una variedad de complejos síntomas y no respondían positivamente los diversos enfoques de terapia que se mostraban eficaces en ese momento. La Dra. Linehan de alguna forma replanteo el trastorno como un problema derivado específicamente de la dificultad para regular las emociones y que podía ser abordado con una intervención estructurada.
Al día de hoy, la TDC, tiene aplicaciones para otro tipo de problemáticas, tales como trastornos de Alimentación, Trastorno por consumo de sustancias, así como con pacientes con graves problemas de regulación emocional e impulsividad. Los módulos de habilidades en los que se centra la DBT son los siguientes.
La Terapia Dialéctica Conductual (TDC) fue desarrollada por Marsha Linehan en los años 70. Inicialmente fue desarrollada para tratar a personas que presentaban el Trastorno Límite de la personalidad. En aquella época, estos pacientes eran catalogados como “difíciles”, ya que mostraban una variedad de complejos síntomas y no respondían positivamente los diversos enfoques de terapia que se mostraban eficaces en ese momento. La Dra. Linehan de alguna forma replanteo el trastorno como un problema derivado específicamente de la dificultad para regular las emociones y que podía ser abordado con una intervención estructurada.
Al día de hoy, la TDC, tiene aplicaciones para otro tipo de problemáticas, tales como trastornos de Alimentación, Trastorno por consumo de sustancias, así como con pacientes con graves problemas de regulación emocional e impulsividad. Los módulos de habilidades en los que se centra la DBT son los siguientes.
A. Habilidades básicas de conciencia
Las habilidades básicas de conciencia son las primeras que se enseñan y su entrenamiento se trabaja durante todo el tratamiento por medio de fichas que los pacientes rellenan cada semana. Estas habilidades están basadas en las filosofías orientales de meditación, y van especialmente dirigidas a los sentimientos de vacío y desconocimiento del yo.
En este módulo se plantean tres estados mentales fundamentales: 1. la mente racional; que piensa de forma lógica y fría, 2. la mente emocional, que actúa en caliente, dejándose guiar por las emociones del momento, y 3. la mente sabia, que integra las dos anteriores. Para equilibrar la mente racional y emocional y, por tanto, dejar aflorar la mente sabia se trabajan tres habilidades «qué»: observar, describir y participar y tres habilidades «cómo»: no emitir juicios, unicidad mental y hacer lo que funciona.
B. Habilidades de eficiencia interpersonal
En este módulo el objetivo que se plantea a los pacientes es «ser eficaz interpersonalmente». En este contexto, «ser eficaz» implica conseguir los objetivos en una relación, por ejemplo, obtener ayuda, y hacerlo de forma que no dañemos la relación con la otra persona ni pongamos en juego nuestro respeto personal.
La primera parte del módulo trata de que los pacientes analicen las situaciones y determinen los objetivos a lograr en las mismas. La segunda parte analiza los factores que contribuyen a la efectividad interpersonal y aquellos que interfieren en la misma. La tercera parte está dedicada a analizar aspectos que hay que considerar antes de pedir algo, expresar una opinión o decir que no. En la última parte se tratan las habilidades específicas, por ejemplo, mantener la posición mediante el disco rayado, utilizar un enfoque cortés y sosegado o no amenazar.
C. Habilidades de regulación de las emociones
En este módulo, resulta especialmente importante trabajar de una forma validante. Los sujetos con TLP muchas veces se exigen no sentir, o se sienten profundamente inadecuados por sentir lo que están sintiendo. De hecho, gran parte del sufrimiento que estas personas experimentan tiene su origen en las respuestas secundarias (por ejemplo, vergüenza o ansiedad) ante emociones primarias. El paciente debe aprender a observar su respuesta emocional de una forma consciente y no sentenciosa. El terapeuta anima a los pacientes toleren sus emociones pero que sean capaces de cambiar la respuesta emocional y conductual que dan a ellas, que en muchos casos es dañina y causa más sufrimiento.
En este módulo, por tanto, se aprende a identificar y nombrar emociones y a reconocer la función que éstas cumplen en el entorno. Se adoptan, además, técnicas destinadas a reducir la vulnerabilidad asociada a un estilo de vida poco saludable respecto al sueño o la alimentación. Como forma de intervenir en la respuesta emocional, se ensayan técnicas para aumentar la conciencia y frecuencia de las emociones positivas, por ejemplo, por medio de actividades agradables, y para reducir el impacto de las emociones negativas, por ejemplo, cambiando la respuesta que se da a ellas mediante la acción opuesta a la emoción.
D. Habilidades de tolerancia al malestar
Las estrategias propuestas en este módulo se dividen en dos bloques: habilidades de supervivencia a las crisis y habilidades de aceptación de la realidad. Las habilidades de supervivencia a las crisis van dirigidas a aprender a tolerar el dolor de una situación dada sin recurrir a conductas que mantengan o aumenten en sufrimiento. Los pacientes con trastorno de personalidad límite suelen responder a las situaciones dolorosas por medio de una respuesta impulsiva, por ejemplo, una autolesión. Estas respuestas suponen un alivio a corto plazo, pero empeoran el problema a largo plazo. Las técnicas que se enseñan en esta parte se dirigen a aprender a dar una nueva respuesta a las crisis: distraerse, proporcionarse estímulos positivos, mejorar el momento por medio de la imaginación y la relajación y pensar en los pros y los contras de conducta impulsiva